Preguntas y respuestas (Parte II)

Cómo podemos ofrecer resistencia espiritual al espíritu malo de Herodes y de los que practican el aborto? ¿Será también el mismo que provoca los suicidios?

Empecemos diciendo que, a nivel objetivo, es siempre el mismo espíritu el que induce a una persona a matar, sea matar a otra persona (y en este caso, a un niño inocente); sea quitarse a sí misma la vida.

 Es importante estar conscientes de que, en atentados de este nivel contra los mandamientos de Dios, están involucrados los espíritus. Sin esta dimensión invisible, no se podrá entender tan terribles acontecimientos, o se los percibirá solamente en su dimensión humana. Pero así tampoco se caería en cuenta de un aspecto importante de la resistencia, que también y precisamente debe ofrecerse a nivel espiritual.

 En el plano humano y psicológico, puede haber diversos grados de culpa. En ambas formas de matar -el aborto y el suicidio- puede haber de por medio ceguera, puede haber algún tipo de coacción -sea interior o exterior-, pueden presentarse circunstancias que propician la matanza, como por ejemplo, el no estar arraigados en la fe, con los valores que ella nos comunica, una educación errada, haber crecido en un entorno hostil a la vida…

 En el caso del aborto, se trata del asesinato de una persona que requiere de un cuidado especial. Eso significa que, para llegar hasta ahí, se debe haber pasado por encima de ciertas resistencias naturales que se interpondrían: la maternidad, la paternidad, la responsabilidad, el afecto natural hacia un niño, entre muchas otras…

 En el caso del suicidio, la agresión se dirige en primera instancia contra la propia persona, aunque, en el fondo, frecuentemente se convierte en una acusación a las otras personas, por no haberlo impedido y no haberse ocupado lo suficiente de aquel que se quitó la vida…

 Entonces, vemos que el punto de partida es distinto en el aborto y en el suicidio. Una persona que aborta y que induce a otros a abortar no necesariamente es un candidato para el suicidio; ni tampoco el suicida es necesariamente, al mismo tiempo, un potencial promotor del aborto. Sin embargo, hay un aspecto psicológico en común: el desprecio de la vida y, por tanto, el desprecio de los mandamientos de Dios.

 Para ofrecer resistencia espiritual, habría que tener en cuenta tanto la dimensión personal como la espiritual, aunque, sin duda, es más fácil identificar la espiritual; en este caso, satánica. El que está actuando aquí es el “homicida desde el principio” (cf. Jn 8,44), y él utiliza la situación psicológica concreta de la persona para alcanzar sus malos propósitos, e incluso antes pudo haber influido en llevarla al estado en que se encuentra.

La oración

 Al espíritu malo se lo puede rechazar a través de la oración, especialmente invocándole a la Virgen María, pidiéndole que Ella aplaste la cabeza de la serpiente. Además, se pueden ofrecer aquellos sacrificios que hacen parte de nuestro camino; el ayuno, que tiene un peso particular en el combate espiritual; el rezo del Santo Rosario y, por supuesto, el Santo Sacrificio de la Eucaristía. También pueden entrar en juego oraciones especiales, como las que proceden de las así llamadas revelaciones privadas. 

La evangelización

 En una perspectiva más amplia, y teniendo en cuenta las dos dimensiones que aquí confluyen; a saber, la personal y la espiritual, será la evangelización la que contrarreste aquel espíritu que induce a matar. Podemos asumir que tanto el aborto como el suicidio suceden mucho más frecuentemente en personas de poca o ninguna fe. La gracia de Dios influye en toda la constitución psicológica de la persona, robustece su alma y la hace capaz de resistir al mal. Además, los mandamientos de Dios le dan la orientación necesaria.

Hay otra dimensión más que puede integrarse en la lucha contra el espíritu del asesinato:

El camino de la santificación

 Cuanto más conscientes estemos de que somos miembros de un Cuerpo, que es la Iglesia, tanto más comprenderemos que todo cuanto hagamos tiene repercusiones. Entonces, si me esfuerzo seriamente en vencer el espíritu de asesinato en mí mismo, estaré influyendo positivamente en el mundo. Me refiero, por ejemplo, a hablar mal de otros o tratarlos sin amor; a la vida sexual desordenada, a la ofensa de los mandamientos de Dios en general, aunque fuese “sólo” en pensamientos… Todo esto provoca la muerte en muchos planos. Por el contrario, cada vez que cooperamos con la gracia vivificante de Dios, estamos engendrando verdadera vida. Puesto que, al recorrer el camino de la santidad, le damos cada vez más espacio a Dios en nuestro corazón y en nuestro actuar, el poder del Mal se ve debilitado.

Participación en concretos actos de resistencia

 Existen movimientos pro-vida a los que uno puede unirse. Además, toda firma en una petición dirigida a políticos u otras personas influyentes, toda carta será valiosa para la resistencia, en cuanto que se está dando testimonio de la santidad de la vida.

 ¡Y no podemos olvidar que es enormemente importante la oración constante por la conversión de aquellos que fomentan el aborto!


Harpa Dei acompaña musicalmente las meditaciones que a diario ofrece el Hno. Elías, su director espiritual. Éstas se basan normalmente en las lecturas bíblicas de cada día; o bien tratan algún otro tema de espiritualidad.
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