La mirada de Jesús al Padre

Hoy cerramos la serie de meditaciones sobre el Espíritu Santo que nos han acompañado a lo largo de las últimas semanas. A partir de mañana, retomaremos nuestras habituales meditaciones bíblicas, basadas normalmente en la lectura o el evangelio del día. Como transición, quisiera aprovechar la meditación de hoy para hablaros sobre algo que llevo en el corazón.

Algunas de las personas que escuchan desde hace tiempo mis meditaciones, saben que en nuestra familia espiritual tenemos una gran devoción a Dios Padre, que se ha visto impulsada por el “Mensaje del Padre a la Madre Eugenia Ravasio”. Esta devoción se refleja, entre otras cosas, en los “3 minutos para Abbá”, que es un pequeño impulso diario para conocer mejor al Padre Celestial y que vengo publicando desde hace exactamente un año (Para recibirlos diariamente, puedes unirte a este canal en Telegram: https://t.me/tresminutosparaabba o encontrarlas en nuestro sitio web: https://www.amadopadrecelestial.org/3-minutos-para-abba).

Además, desde hace casi dos años se ha venido formando una familia espiritual (la llamamos “Familia de Abbá”), cuyos miembros desean conocer, honrar y amar de forma especial a Dios Padre (Si alguien desea formar parte de la “Familia de Abbá” puede inscribirse en el siguiente enlace: https://www.amadopadrecelestial.org/contacto). Esta devoción, a su vez, conduce a una comprensión más profunda del amor que Jesús tiene al Padre y el Padre al Hijo, lo cual es un gran regalo para nuestra vida espiritual.

Al leer el Evangelio, vemos que Jesús lo hacía todo por amor al Padre y a nosotros, los hombres, teniendo siempre la mirada puesta en su Padre. El acontecimiento que relataré a continuación es para mí una expresión palpable de esta realidad.

El Viernes Santo, 7 de abril de 2023, la Hna. María de la Comunidad Agnus Dei se encontraba en la capilla de nuestra Casa Samaria en Alemania. Es costumbre en la comunidad acompañar al Señor en su sufrimiento en oración muy íntima e intensa desde la noche del Jueves Santo hasta la Celebración de la Pasión el Viernes Santo. La Hna. María quiso permanecer en oración por lo menos hasta las 9 de la mañana, pues, según afirma el Evangelio de Marcos (15,25), Jesús habría sido crucificado a esta hora (“Era la hora tercia cuando lo crucificaron”).

Como es costumbre en la Iglesia Católica, la gran cruz sobre el altar estaba cubierta con un velo morado desde el Domingo de Pasión. Cuando la Hna. María renovó la lámpara de aceite en el altar, vio de repente el rostro de Nuestro Señor formándose cada vez más claramente sobre el velo. Era evidente que no se trataba simplemente de la delineación del rostro del crucifijo cubierto, pues este último está inclinado hacia abajo. En cambio, el nuevo rostro que se había formado milagrosamente, sin ninguna intervención humana, miraba hacia arriba, como puede verse en las imágenes. Poco después, llegó otra hermana más a la capilla para orar, y pudo reconocer el rostro, que para entonces se había delineado claramente. En esos primeros momentos se tomaron las primeras fotos y un pequeño video.

Llenos de asombro y gratitud acogimos este acontecimiento, creyendo que quizá desaparecería en la gran Fiesta de la Resurrección del Señor. Pero no fue así. Por eso decidimos mantener cubierta la cruz. Hasta el día de hoy, 7 de junio de 2023, exactamente dos meses después, el rostro sigue siendo claramente visible, de manera que suponemos que el Señor quiere permanecer así en nuestra capilla.

En el canal “Ecclesia in deserto” de la plataforma Spiritus-TV ya he publicado dos videos dando una primera impresión de este acontecimiento (https://spiritustv.com/watch/the-gaze-at-the-father-la-mirada-al-padre_OhKz4kFxNKPng7f.html). He llamado a esta imagen “la mirada de Jesús al Padre”, porque se formó en la hora en que el Señor fue crucificado y muestra su rostro sufriente cuya mirada se eleva al Padre.

Cuando se dio este acontecimiento, yo no me encontraba en Alemania; pero ahora he tenido la oportunidad de verlo por primera vez con mis propios ojos, y me conmovió profundamente la paz que emana de este rostro milagroso. Me impresionó cuán vivo se ve el rostro, a diferencia de otras representaciones artísticas. Es como si el Señor nos invitara a mirar junto con Él al Padre y, al mismo tiempo, nos penetrara con su propio amor por el Padre. Aun sin haber perdido la expresión de sufrimiento, parece ser un sufrimiento cada vez más transfigurado. Así, si unimos nuestro sufrimiento al del Señor y nuestra mirada a la suya que se eleva al Padre, también nuestra cruz experimentará una transfiguración. Este será un suceso de mucha profundidad y también de mucho gozo en nuestra vida.

Quisiera recalcar una vez más que este rostro del Señor se manifestó sin ninguna intervención humana, por lo que adquiere un significado especial. Nosotros lo consideramos como un acontecimiento de gracia en estos tiempos de confusión, y os invitamos cordialmente a seguir en nuestro nuevo canal lo que publicaremos en futuro sobre esta intervención amorosa del Señor (https://spiritustv.com/@Ecclesiaindeserto).

Nuestro Padre Celestial nos hará entender cada vez mejor por qué nos ha concedido este regalo visible. ¡Que traiga gran bendición a muchas personas, que fortalezca y consuele a los fieles, que sea una respuesta para los que buscan y una ayuda a los que aun titubean, para decidirse a seguir a Cristo; que sirva a los incrédulos para abrir los ojos y, más aún, el corazón!

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