La dicha de Dios

Resulta difícil ignorar la situación en la que actualmente nos encontramos a causa del coronavirus, correspondido con medidas gubernamentales de gran alcance y por algunas órdenes eclesiásticas incomprensibles.

En particular, la medida tomada por la Conferencia Episcopal Italiana –de que ya no se celebren Santas Misas con público– va hacia una dimensión que ninguno de nosotros pudo haber imaginado.

Sabemos que nada sucede sin que Dios lo permita; pero ciertamente podemos reflexionar sobre ello y preguntarle al Señor en la oración qué es lo que quiere decirnos con todo esto.

En otros tiempos, cuando epidemias u otras enfermedades graves azotaban a la humanidad, se realizaban grandes manifestaciones de fe con actos de expiación y procesiones; se recitaban oraciones especiales y se celebraban Santas Misas con formularios específicos para la situación, etc…

Hoy uno queda atónito ante el hecho de que la Conferencia Episcopal Italiana considere que su colaboración con el Estado es tener que tomar medidas que van aún mucho más allá de la que ya se había tomado. Ahora los fieles ya no pueden ir a la Santa Misa, porque se la celebra solamente a puertas cerradas. Aquí y allá ya está la policía delante de la iglesia, para impedir que los fieles entren a la Casa de Dios durante la celebración. ¡Es inconcebible!

Como ya había mencionado en otra ocasión, quisiera limitar estas meditaciones diarias sobre todo a los temas de espiritualidad, y sólo una vez al mes responder preguntas que sean de interés común.

Sin embargo, de momento nos están llegando cada vez más preguntas que podrían ser importantes para muchos, quizá sobre todo en medio de esta crisis de la Iglesia. Por eso, junto con Harpa Dei hemos decidido abrir un nuevo canal en Telegram para responder abiertamente a estas preguntas. Entonces, si alguien desea preguntar algo, puede escribirnos directamente, sea por WhatsApp o por Telegram. Nosotros nos encargaremos de transmitir estas preguntas en el canal y de colocar ahí mismo la respuesta. El canal se llama: “Preguntas sobre la fe”. No será un grupo para discutir y para todo tipo de comentarios, sino que servirá sólo para lo mencionado y lo administraremos exclusivamente nosotros. Quien quiera unirse a este canal, puede encontrarlo en Telegram escribiendo en el buscador: @PreguntasSobreLaFe

Si alguien nos hace una pregunta personal, le responderemos directamente, y no de forma pública.

En este contexto, quisiera recordar también el grupo de “Balta-Lelija” en Telegram, en el cual escribo mi punto de vista crítico sobre algunos desarrollos en la Iglesia. Cuando el tema es más extenso, envío simplemente un enlace a mi blog, donde las publicaciones son más largas.

Ahora, dirijámonos –al menos brevemente­– a la meditación del “Mensaje del Padre”…

Palabras de nuestro Padre Celestial:

“El pintor se deleita contemplando el cuadro que pintó; ¡así mismo yo me complazco y me alegro de venir en medio de los hombres, obra maestra de mi creación! 

El tiempo apremia. Desearía que los hombres sepan lo más pronto posible que los amo y que siento la más grande felicidad estando con ellos y hablando con ellos, como un Padre con sus hijos. Yo soy el Eterno, y cuando vivía solo ya había pensado en usar toda mi potencia para crear seres a mi imagen y semejanza. Pero se necesitaba primero la creación material para que estos seres pudieran encontrar su sustento: entonces fue la creación del mundo. Lo llenaba con todo lo que yo sabía que los hombres necesitarían: el aire, el sol y la lluvia, y muchas otras cosas que yo sabía que eran necesarias para sus vidas.”

De este pasaje, tomemos tres pensamientos para hoy:

  1. Para el Señor es una alegría estar entre los hombres. Él quiere estar junto a nosotros, y esto se refiere a toda la humanidad. ¡Esto es una dicha para Él! Debemos tomarnos en serio estas palabras, que nos ayudarán a entender mejor a Dios y a comprender más profundamente el valor que de Él nos viene. De hecho, a veces tenemos dificultades en este último punto. ¡Pero nuestro valor más profundo consiste en ser hijos de Dios! ¡Nadie podrá arrebatarnos este valor, siempre y cuando no lo destruyamos nosotros mismos con el pecado, no tomando conciencia de esta nuestra dignidad! Como nos dice el Padre en esta declaración de amor, somos la obra maestra de Su creación.
  2. “El tiempo apremia”… Esta afirmación nos recuerda a las palabras de San Pablo que nos exhortan a “aprovechar bien el tiempo presente” (cf. Ef 5,16). En la Sagrada Escritura, se nos recuerda una y otra vez esta “urgencia”. ¡No tenemos tiempo que perder para anunciar el amor del Padre, para llevar el evangelio a este mundo, para convertirnos y para profundizar nuestra fe! No se trata de un “apuro” o de “estrés”; sino que es la tensión propia del amor, que no quiere perder ni un instante para hacer todo aquello que el Señor nos encomienda. Por tanto, no perdamos el tiempo en cosas innecesarias. Esto no excluye los legítimos momentos de relajación. Pero hemos de estar atentos a la así llamada “jerarquía de las cosas”, y no permitir que aquellas de segundo o tercer rango determinen nuestra vida de tal forma que realmente perdamos tiempo y se debilite nuestra alma.
  3. Le agradecemos al Señor Su sabia y paternal providencia para con nosotros. ¡Él ha pensado en todo! Si bien no debemos perdernos en la belleza de la Creación, olvidando al “dador de toda buena dádiva” (cf. St 1,17), sí podemos deleitarnos –en Dios– en todo lo que Él ha creado para nosotros. ¡Cuánta riqueza y abundancia, aun en las cosas más diminutas! Todo ello pregona la Sabiduría de nuestro Padre y Creador…

Harpa Dei acompaña musicalmente las meditaciones que a diario ofrece el Hno. Elías, su director espiritual. Éstas se basan normalmente en las lecturas bíblicas de cada día; o bien tratan algún otro tema de espiritualidad.
http://es.elijamission.net

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