Nuestro corazón como lugar de reposo para Dios – Meditaciones sobre el Mensaje del Padre (Parte 37)

En el texto que hoy escucharemos del “Mensaje del Padre”, nuestro Padre Celestial expresa un profundo deseo, al cual yo quisiera unirme. De hecho, esta serie de 39 meditaciones sobre esta Revelación del Padre a Sor Eugenia tienen un objetivo esencial: encontrar corazones en los cuales Dios, nuestro Padre, pueda morar, sintiéndose en casa en ellos.

Así dice en el Mensaje:

“¿Qué es lo que deseo a través de esta ‘Obra de Amor’, si no encontrar corazones que puedan entenderme? Yo soy la Santidad y la poseo en su perfección y plenitud. A través de mi Espíritu Santo, Yo os concedo esta santidad, de la cual soy Autor; y por los méritos de mi Hijo la reestablezco en vuestras almas. Es a través de mi Hijo y el Espíritu Santo que yo vengo a vosotros y en vosotros, y busco en vosotros mi reposo.”

Seguidamente, el Padre nos pone el ejemplo de la santa comunión para darnos a entender cómo es que Él puede morar en nosotros:

“Para algunas almas estas palabras: ‘Yo vengo en vosotros’, parecerán un misterio; pero no lo es. Porque, después de haber encomendado a mi Hijo que instituyera la Sagrada Eucaristía, Yo me propuse entrar en vosotros cada vez que recibierais la Sagrada Hostia. Sin embargo, nada me impide venir a vosotros incluso antes de la recepción de la Eucaristía, puesto que nada es imposible para Mí. Pero la recepción de este Sacramento es un suceso fácil de entender, que os explica cómo vengo a vosotros. Cuando estoy en vosotros, os doy más fácilmente lo que poseo, siempre y cuando me lo pidáis. Por medio de este Sacramento, os unís a Mí de forma íntima, y en esta intimidad mi amor se derrama sobre vosotros, adornando vuestra alma con la santidad que poseo. Yo os inundo con mi amor. Entonces, sólo tenéis que pedirme las virtudes y la perfección que necesitáis, y podéis estar seguros de que en estos momentos, en que Dios reposa en el corazón de su criatura, nada os será negado.”

Vemos, entonces, cuál es el lugar de reposo para Dios, y cuán profundo es Su deseo de morar en nuestros corazones, convirtiéndolos en tabernáculos de Su amor. El inmenso amor de Dios no se da por contento con habernos redimido, con liberarnos del poder del Mal y colmarnos con Sus bienes. ¡No! Además quiere vivir en y con nosotros. Estamos llamados a esta comunión con Dios, que inicia ya en nuestra vida terrenal y llegará a plenitud en la eternidad.

Por eso, quisiera invitarles concretamente a que el 7 de agosto –es decir, en dos días– hagamos un acto en el cual invitemos a Dios Padre a morar en nuestro corazón, a sentirse en casa en él y a tener un libre acceso a nosotros a toda hora.

Podemos pedirle que haga a un lado todo lo que sea obstáculo, que nos purifique de toda dureza de corazón, que derrita la capa de hielo que pudo haberse formado alrededor de nuestro corazón, que nos despierte de toda letargia, cuando aún no respondemos realmente al llamado del amor, y que “arroje al Tíber” cualquier ídolo oculto que aún podamos tener en nosotros, de manera que seamos realmente libres.

Al pedirle que nos purifique así, experimentaremos, junto con el tierno amor del Padre que constantemente nos rodea, también Su amor formativo, a través del cual quiere modelarnos a Su imagen. Así nos convertimos en lo que realmente somos: hijos de Dios, en los cuales el Señor puede edificar Su Reino. ¡Esto es lo único que el Padre pide!

Entonces, yo quisiera, junto con nuestro Padre Celestial, buscar almas que se dediquen desinteresadamente a buscar la honra y la gloria de Dios, y que le brinden su corazón como lugar de reposo, como Él lo dice en su Mensaje.

Mañana añadiré algunos aspectos más, que podrían ser una invitación para que realicemos conscientemente este acto de entrega a Dios. Quizá algunas almas sientan que, con esta invitación, el Padre se dirige particularmente a ellas, y quieran entregarse a Él de forma especial. Yo sólo puedo dar testimonio de que es una gran dicha darle nuestro corazón al Padre como sitio de Su reposo. Nada mejor podría sucederle a nuestro corazón, y le daríamos una inmensa alegría al Padre Celestial.


Harpa Dei accompanies the daily scriptural interpretation or spiritual teaching of Br. Elija, their spiritual father. These meditations can be heard on the following website www.en.elijamission.net