Fiesta de Dios Padre

Nos alegramos de que muchas personas sigan nuestras publicaciones y meditaciones diarias. Durante los últimos nueve días, también las estuvimos subiendo como videos en YouTube (https://www.youtube.com/playlist?list=PLro4a2dUibcQ9Oy9_fCDEKy18i_GERLcZ). 

Como ciertamente habrán notado, una intención especial mía es el anuncio del amor de nuestro Padre Celestial. No es de extrañar que sea así, pues fue Nuestro Señor quien dio testimonio de este amor, que es la clave en nuestra vida, tanto en el tiempo como en la eternidad. Entre todos los dones, el mayor es el amor, como señala el Apóstol de los Gentiles, San Pablo (1Cor 13).

Sin embargo, para entender correctamente el amor y distinguirlo de muchas otras cosas que suelen ser denominadas como “amor” sin que lo sean, debemos ir hasta la fuente del amor, que es Dios mismo. 

Todas estas meditaciones han de ayudarnos a comprender mejor y acoger más profundamente el amor de nuestro Padre. Precisamente para poder asimilarlo con más facilidad, opté en esta novena por un carácter más meditativo, a diferencia de las usuales reflexiones diarias, que son más bien instructivas en lo que refiere al seguimiento de Cristo. 

Es evidente que el crecimiento en el amor –que además es la meta de la vida espiritual y un legítimo medio para verificar la autenticidad de nuestro seguimiento de Cristo– es el que motiva nuestros esfuerzos en la evangelización. Los hombres han de experimentar el amor del Padre, para que alcancen la salvación eterna y reciban ya en esta vida un anticipo de la gloria que les espera. Esto es lo que el Padre nos recuerda con gran ternura en el Mensaje que le confió a la Madre Eugenia Ravasio. 

Nuestra relación con Dios Padre aún es deficiente. Ciertamente honramos y alabamos a Nuestro Señor Jesucristo, y glorificamos así a Dios. Él nos envió su Palabra y se hizo carne (Jn 1,14). Pero Dios es Trino. Ésta es una certeza que nos da la Iglesia, gracias a la Venida de Jesús y al descenso del Espíritu Santo. Por tanto, podemos encontrarnos con nuestro Amado Dios en las tres Personas divinas. 

Como preparación para Pentecostés, dediqué una serie de meditaciones al Espíritu Santo, nuestro Amigo divino. Ahora, en estos últimos días, fueron diálogos confiados con nuestro Padre Celestial. 

De Jesús, nuestro Señor y Maestro, hablo prácticamente todos los días en las meditaciones bíblicas. En efecto, cuando echamos una mirada al Corazón de nuestro Señor, descubriremos en él su ardiente amor al Padre y a nosotros, los hombres. 

Si pronuncié la invitación a servir junto con nosotros a la “obra de amor” de nuestro Padre, esto significa acoger aún más profundamente su amor, vivir en él y entregarnos totalmente a lo que Él quiere de nosotros. 

Es un fuerte impulso que viene de nuestro Padre, que está conectado también con una gracia de profundizar más en nuestra fe y beber de la fuente, que es nuestro Padre mismo y que Él hace fluir hacia nosotros a través del Corazón de su Hijo.

Por supuesto que nuestro anuncio se refiere siempre al Evangelio en su totalidad y a la auténtica doctrina de la Iglesia; y, en ese sentido, esta “obra de amor” del Padre no es ningún tipo de novedad. Pero así como las apariciones marianas auténticas suelen traer fuertes impulsos proféticos y nos dan una guía fundamental, que deberíamos seguir y considerar como un regalo especial, sucede también con el Mensaje del Padre a la Madre Eugenia.  

Como he repetido en muchas ocasiones, este Mensaje fue minuciosamente examinado y finalmente se reconoció su autenticidad. Yo personalmente lo experimento como una gracia grande. 

Quien sienta que el Señor le está hablando a través de estas meditaciones y quiera acoger conscientemente este impulso especial del Mensaje del Padre, póngase en contacto con nosotros a través de este correo: contact@jemael.org 

Recogeremos los diferentes nombres con el respectivo país, y, en nuestra oración diaria del “Oficio a Dios Padre” (https://www.youtube.com/watch?v=M30xBHq-jZU), se los ofreceremos a Él como representantes de su nación, familia y comunidad. ¡Le pediremos al Padre su gracia para ellos! Ocasionalmente les escribiremos para dar alguna pauta de cómo podríamos corresponder de la forma más fructífera a los deseos del Señor, y esperamos que también los fieles mismos reciban los impulsos correspondientes para dar fruto en el Reino de Dios. 

A continuación, señalaré algunos puntos clave:

  1. Reconocer más profundamente a Dios como Padre, acogerlo y vivir en una relación confiada y reverente con Él. 
  2. Orar por la instauración de una Fiesta litúrgica en su honor. 
  3. Anunciar a los hombres que Dios es su Padre amoroso, y, de ser posible, especialmente a los que aún no lo conocen.
  4. Poner en práctica con más amor aún todo lo que nos pide el Evangelio. 

Una vez más, el correo electrónico a través del cual pueden contactarse con nosotros es: contact@jemael.org