Fiesta en honor a Dios Padre: el Padre de toda la humanidad

A través de las meditaciones de los últimos días, hemos podido encontrarnos más de cerca con Dios Padre. A veces las experiencias negativas que hemos tenido en nuestra vida nos impiden reconocer la verdadera imagen de Dios, por ejemplo, si la relación con nuestro padre biológico ha sido más bien problemática. Sin embargo, uno no debe sucumbir bajo estas experiencias, sino que entonces será tanto más necesario que descubramos a Dios como nuestro amoroso Padre, que puede sanar nuestras heridas y llenar consigo mismo cualquier vacío interior.

Como habíamos mencionado ya al inicio de la novena, esta Fiesta a Dios Padre, como Padre de toda la humanidad, es una petición que Él mismo transmitió a través de la Madre Eugenia Ravasio. Sólo la jerarquía de la Iglesia podría instituirla como fiesta oficial en el calendario litúrgico; pero, mientras tanto, los sacerdotes que se unen a esta intención podrían celebrar en este día una Misa votiva a la Santísima Trinidad, particularmente dedicada al Padre Celestial.

¿Cuáles serían los beneficios de la instauración de una Fiesta específicamente en honor a Dios Padre? ¿Cuáles serían los frutos si se difunde un amor más profundo a Él? En el mensaje dado a la Madre Eugenia, el Padre Celestial menciona grandiosas promesas. Por ejemplo, que si se instaura esta Fiesta los hombres se convertirán más fácil y sólidamente, que los pueblos obtendrán más esperanza, entre muchas otras promesas…

Hay un aspecto concreto en el que quisiera detenerme…

Si cultivamos conscientemente la relación con Dios como nuestro Padre Celestial, se fortalecería el carácter familiar y cercano en el trato con Él, y, por tanto, también se consolidarían nuestros vínculos como familia espiritual de fieles. Así se acrecentaría la confianza con Dios, y Él, a su vez, podría acceder más fácilmente a nuestros corazones.

Sin disminuir en lo más mínimo la verdadera reverencia frente al Padre Celestial -lo cual hace parte de toda auténtica relación padre-hijo-, recuperaríamos aquello que perdimos a consecuencia del pecado original: La familiaridad y confianza con nuestro Creador, quien se nos manifiesta como Padre amoroso.

Más aún, Dios se nos ofrece como amigo y confidente. ¡Tan cerca de nosotros quiere estar! Quizá todavía nos resulta ajeno el estar tan cerca de Dios, de corazón a corazón, y tal vez nos sea aún más difícil entender desde dentro cuán cerca está Él de nosotros. Pero si nos ponemos en camino y nos encontramos cada vez más profundamente con el Padre, a través de Nuestro Señor Jesucristo, esto nos resultará cada vez más natural. ¡Qué experiencia tan gratificante!

Pensemos cuán tierna era la relación de Juan, el discípulo amado, con Jesús, hasta el punto de recostarse en su pecho. Todos estos indicios, junto con las tantas palabras de la Escritura que nos hablan del amor de Dios, nos invitan una y otra vez a que nos dejemos amar por Él. Cuanto más entendamos Su amor, cuanto más lo dejemos entrar en nuestro corazón, tanto más nos moveremos con naturalidad y seguridad en él, tanto más nos abriremos también a nuestro hermano y hermana, tanto más crecerá el anhelo de que todos los hombres se conviertan en hermanos y hermanas, hijos del mismo Padre: una familia con un solo Padre divino.

La instauración de esta Fiesta en honor a Dios Padre como “Padre de toda la humanidad”, tal como Él lo pidió, ayudaría mucho para una meta tan noble. Es por eso que invito cordialmente a todos nuestros oyentes a orar para que este deseo de nuestro Padre Celestial se cumpla.

Me alegro mucho de que también personas de China se hayan unido a nuestra familia de oyentes, y aprovecho para saludar a todos los que aprecian estas meditaciones y la música sacra.

Y un último consejo para terminar… Además de meditar la Palabra de Dios y recibir los sacramentos, deberíamos siempre tomarnos algo de tiempo para estar a solas con Dios Padre, para simplemente hablar con Él, para aprender a escucharlo, para poner ante Él todo lo que llevamos en el corazón… Dios siempre tiene tiempo para nosotros y nunca se cansará de escuchar a Sus hijos. No solamente hemos de acudir a Él para presentarle los grandes problemas y asuntos, sino que también las “cosas pequeñas” le importan, al igual que a nuestra Madre del Cielo.

¡Acojamos la invitación de Dios y adentrémonos más profundamente en el amor de nuestro Padre! Ciertamente esto le alegrará sobremanera, y así podríamos cumplir desde ya el sentido más profundo de la Fiesta en su honor…


Harpa Dei acompaña musicalmente las meditaciones que a diario ofrece el Hno. Elías, su director espiritual. Éstas se basan normalmente en las lecturas bíblicas de cada día; o bien tratan algún otro tema de espiritualidad.
http://es.elijamission.net

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