Dominus Iesus

El tema de la meditación de ayer requiere ser profundizado y contextualizado, porque es fundamental saber tratar con las otras religiones y sistemas de creencias desde la perspectiva de la fe católica. A causa de la globalización, nuestro mundo se ha vuelto tan “pequeño”, que para los fieles católicos es importante saber cómo han de tratar con las otras religiones de acuerdo a la visión de nuestra fe. También algunos se cuestionan sobre los esfuerzos ecuménicos…

A esto viene a añadirse una cierta incertidumbre sobre si hoy en día realmente sigue manteniéndose en pie el carácter único y particular de la religión católica, puesto que documentos recientes, tales como la Declaración sobre la Fraternidad Humana firmada en Abu-Dhabi, y encuentros interreligiosos como el de Asís (1986) y otros posteriores, así como el Culto a la Pachamama que tuvo lugar en 2019 en los Jardines Vaticanos, inquietaron o incluso escandalizaron a no pocos fieles.

Quien tenga ojos para ver y oídos para escuchar, no podrá ignorar el hecho de que la Iglesia se encuentra actualmente en una crisis muy seria; incluso podríamos decir que es una “crisis de identidad”. Por ello, se vuelve tanto más importante escuchar lo que dicen voces auténticas sobre este tema, para confirmar así nuestra fe.

Difícilmente podríamos encontrar una voz con más credibilidad que la del Papa Benedicto XVI, quien, siendo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, sabía bien que, después del Concilio Vaticano II, algunas tendencias empezaron a tomar posiciones que ya no correspondían a la enseñanza de la Iglesia en lo referente a la visión de las otras religiones. Por eso, publicó en el año 2000 la Declaración “Dominus Iesus”,que recomiendo leer a todo el que quiera escuchar una clara enseñanza católica sobre esta temática.

En las últimas semanas, en que habíamos meditado el “Mensaje de Dios Padre” dado a Sor Eugenia Ravasio, escuchábamos cómo nuestro Padre Celestial ve a aquellas personas que se encuentran fuera de la Iglesia. Quedó claro lo siguiente: Dios ama a todos los hombres y los llama a vivir como hijos suyos. Este llamado universal cuenta para todas las personas, incluidas aquellas que están en una religión que no es la verdadera. Por tanto, el Padre las llama a la Iglesia Católica, que fundó a través de su Hijo Jesucristo. En su amor universal a todos los hombres, es evidente que quiere conducirlos ahí donde encontrarán el verdadero alimento para su vida espiritual; ahí donde recibirán los sacramentos y la auténtica doctrina.

La Iglesia, que sabe que está vinculada al encargo que el Señor le encomendó y que, a lo largo de tantos siglos, ha permanecido fiel a esta misión, no dice otra cosa. Sin embargo, en las últimas décadas ha surgido una mayor inseguridad, y algunas cosas que deberían estar claras para nosotros, los católicos, han sido relativizadas. A consecuencia, uno puede experimentar en la propia Iglesia una especie de “falta de hogar”, un “desamparo espiritual”…

Para resumir mi propia posición a este respecto… Yo no estoy, de ninguna manera, en contra del diálogo interreligioso ni del ecumenismo. También tengo un gran respeto ante el fervor religioso que puedo ver en personas de otras religiones, que a veces puede ser incluso ejemplar. Tal como Jesús nos enseña, me gusta ver las buenas obras, como la del buen samaritano, que fue puesto como ejemplo por su acto de compasión, en contraste con los representantes religosos del judaísmo, que pasaron de largo y no se apiadaron del que había sido víctima de un asalto (cf. Lc 10,30-37).

Pero es precisamente el amor a los hombres y a aquellos que buscan a Dios, el que nos compromete a hacer resplandecer lo más puramente posible la belleza de la fe católica, tanto a través de las palabras como de las obras. Al relativizar, se está privando a la otra pesona del tesoro de la verdad que el Señor confió a su Iglesia; la única verdad que hace libres (cf. Jn 8,32).

Entonces, si en el diálogo con las otras religiones o en el ecumenismo se relativiza la verdad de la fe, entonces va por el camino equivocado e induce a error a las otras personas. Sólo la verdad dicha en el amor puede abrirle al otro el camino hacia la fe auténtica. Por eso he acogido con mucha gratitud esta Declaración del entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Ratinzger, y cito aquí algunos pasajes de la misma…

En el numeral 4 dice:

“El perenne anuncio misionero de la Iglesia es puesto hoy en peligro por teorías de tipo relativista, que tratan de justificar el pluralismo religioso, no sólo de facto sino también de iure (o de principio). En consecuencia, se retienen superadas, por ejemplo, verdades tales como el carácter definitivo y completo de la revelación de Jesucristo, la naturaleza de la fe cristiana con respecto a la creencia en las otras religiones…”

Más adelante, en el numeral 5:

“Para poner remedio a esta mentalidad relativista, cada vez más difundida, es necesario reiterar, ante todo, el carácter definitivo y completo de la revelación de Jesucristo. Debe ser, en efecto, firmemente creída la afirmación de que en el misterio de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, el cual es ‘el camino, la verdad y la vida’ (cf. Jn 14,6), se da la revelación de la plenitud de la verdad divina: ‘Nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar’ (Mt 11,27). ‘A Dios nadie lo ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha revelado’ (Jn 1,18); ‘porque en él reside toda la Plenitud de la Divinidad corporalmente’ (Col 2,9-10).

Y en el numeral 7 de Dominus Iesus dice lo siguiente:

“Debe ser, por lo tanto, firmemente retenida la distinción entre la fe teologal y la creencia en las otras religiones. Si la fe es la acogida en la gracia de la verdad revelada, que ‘permite penetrar en el misterio, favoreciendo su comprensión coherente’, la creencia en las otras religiones es esa totalidad de experiencia y pensamiento que constituyen los tesoros humanos de sabiduría y religiosidad, que el hombre, en su búsqueda de la verdad, ha ideado y creado en su referencia a lo Divino y al Absoluto.”

Por hoy, quedémonos con lo siguiente:

La fe en el Redentor de los hombres, Jesucristo, ha sido revelada por Dios. No es producto de la sabiduría religiosa de los hombres, de modo que no puede comparársela con otras experiencias religiosas. Tampoco es mérito del hombre, como si alguien hubiese descubierto la fe cristiana gracias a su propia investigación y conocimiento filosófico. Jesús mismo es, en su propia Persona, la verdad, y la auténtica fe es la verdad.

Por encargo de Dios, la Iglesia anuncia esta verdad que le ha sido confiada. Esta verdad está destinada a todos los hombres, sin excepción. Pero si colocamos la fe cristiana a un mismo nivel con otra religión, considerando, por ejemplo, el diálogo como un proceso abierto entre las religiones que están “en pie de igualdad”, ya habríamos llevado a cabo un proceso de relativización inadmisible, y hubiéramos ensombrecido la luz de la verdad revelada. A consecuencia, estaríamos privando a la otra persona de la posibilidad de examinar su propia experiencia religiosa a la luz de la verdad revelada, aparte de que nosotros mismos nos volvemos incapaces de discernir con autenticidad.

¡Las cosas espirituales han de ser juzgadas por Dios, y no por el hombre!

Existe, entonces, una diferencia elemental entre la fe cristiana y cualquier otra religión, y con esta actitud hemos de encontrarnos con las otras religiones. Esto no significa que nos presentemos como los grandes maestros, y que nos sintamos orgullosos e iluminados. Pero el Señor nos ha confiado algo que ha de servir a las otras personas. Y esto sólo puede suceder si nos aferramos a la verdad, si la testificamos con humildad y no la sacrificamos en pro de una unidad anhelada. Esto sería engañar tanto a la otra persona como también a uno mismo, y, en última instancia, sería una infidelidad frente al Señor.


Harpa Dei acompaña musicalmente las meditaciones que a diario ofrece el Hno. Elías, su director espiritual. Éstas se basan normalmente en las lecturas bíblicas de cada día; o bien tratan algún otro tema de espiritualidad.
http://es.elijamission.net

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