Podría resultarnos difícil imaginar que una crisis como esta pandemia pueda ser utilizada de diversas maneras por poderes malignos, para erigir posibles estructuras de poder que controlen a la humanidad y la conduzcan de acuerdo a sus planes.
En una parte del escrito Veritas liberabit vos, dice lo siguiente:
Pedimos asimismo a los Gobernantes que garanticen que se eviten de la forma más rigurosa los medios de control de las personas sea mediante sistemas de rastreo electrónico o cualquier otra forma de ubicación: a pesar de la gravedad de la situación, el combate al Covid-19, no debe servir de pretexto para respaldar turbias intenciones de entidades supranacionales que albergan marcadísimos intereses comerciales y políticos en este proyecto. En particular, debe permitirse a los ciudadanos la posibilidad de rechazar semejantes limitaciones a las libertades personales, sin imponer forma alguna de penalización para quien no desee beneficiarse de las vacunas, de los métodos de localización y de cualquier otro instrumento análogo.
¿Qué significa esto? ¿Acaso los autores del texto ven tales peligros?
El así llamado “tracing” es un sistema de rastreo a través del cual pueden controlarse todos los movimientos de una persona. En relación a la pandemia actual, podría justificárselo bajo el argumento de que se lo hace con la intención de evitar la transmisión de la enfermedad. Así, se pueden registrar todas las personas con las que tal o cual estuvo en contacto; y, a su vez, los contactos de estos contactos, y así sucesivamente. De esta manera, podría desarrollarse un sistema de control casi total, de modo que la persona pierde en gran medida su privacidad.
¿Estarían justificadas tales medidas para reducir los riesgos de la pandemia o son exageradas?
No es éste el marco apropiado para tal debate. De hecho, no es esa la intención de mis reflexiones. Prefiero dejar estas discusiones en manos de otras personas, que pueden juzgar más objetivamente lo referente a esta pandemia con sus muchos aspectos.
En lo que a mí toca, quiero que los fieles cobremos consciencia de que, efectivamente, existen aspiraciones de gobernar a la humanidad. A nosotros, como cristianos, debería resultarnos relativamente fácil entender esto…
Recordemos las tentaciones de Jesús en el desierto… En la tercera de ellas, el Diablo quiso seducir a Jesús a que lo adore. A cambio, le ofrecía los “reinos de este mundo”:
“De nuevo le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras.»” (Mt 4,8-9)
Entonces, sabemos cuál es la intención del Diablo, como ser espiritual. Él se considera a sí mismo como gobernante de los “reinos de este mundo”, y quiere ser adorado por los hombres.
En aquellos gobernantes que ejercieron su dominio como tiranos y dictadores, subyugando a innumerables personas, podemos ver un reflejo de estas intenciones satánicas. En la mayoría de los casos, se los puede identificar como figuras anticristianas, porque, al enaltecerse a sí mismos o instaurar una ideología, no toleraban el dominio de Dios, que hubiera puesto límites a su propio dominio. No cabe duda de que tales gobernantes están inspirados por el espíritu satánico y se dejan guiar por él. Posiblemente ellos mismos no están conscientes de ello, pero sus obras muestran de dónde procede ese poder destructivo y manipulador.
Pueden, entonces, surgir gobernantes o estructuras de poder que están inspirados por la oscuridad, y, en gran medida, las personas involucradas no lo notan siquiera.
De la Sagrada Escritura sabemos que, antes de que Jesús retorne, vendrá el “hijo de la perdición” (cf. 2Tes 2,3). En la literatura referente al Anticristo, frecuentemente se indica que se tratará de un gobernante que, por un tiempo, tendrá el control de todo el mundo. Querrá establecer un reino opuesto al dominio de Dios, y utilizará todos los medios de este mundo para ejercer su gobierno.
Quien no cierre sus ojos, podrá ver que ya existen muchas corrientes políticas que incluyen contenidos anticristianos, o que los apoyan. Ayer mencioné los 58 Estados que, junto a Canadá, están promoviendo una política anti-vida, que va en contra de los mandamientos de Dios.
Si en medio de esta crisis incluso se fomenta una política anticristiana tal, ¿cuáles serán los poderes que están detrás? ¿Qué sucedería si los sistemas de rastreo electrónico caen en manos de aquellos poderes que ya están llevando adelante una política anticristiana? ¿Qué pasaría si, por ejemplo, se realizara una vacunación obligatoria, para proteger a las personas del Coronavirus; pero en la producción de la vacuna se hubiese empleado material de fetos abortados? Esto sería razón suficiente para que resulte imposible para un católico o cristiano aceptar tal vacuna.
Debemos tener en claro que existen los poderes de la oscuridad, y que éstos intentan engañar a los hombres para llevar adelante sus metas. La situación podría agudizarse hasta el punto de que, como sucedía en tiempos del Imperio Romano, a los cristianos se les acuse de ser “enemigos de la raza humana”, si se niegan a apoyar una política que para ellos es claramente anticristiana. ¿Será que se llegue hasta el punto de observar y perseguir a los cristianos a través de los sistemas de rastreo, de modo que también sus contactos se vuelvan blanco de ataque? ¿O es exageración?
En la Sagrada Escritura, el Señor advierte a sus discípulos de que serán perseguidos y matados, y de que sus perseguidores creerán así agradar a Dios (cf. Jn 16,2).
Será necesaria una tercera parte de esta reflexión, para considerar aquella parte del escrito Veritas liberabit vosen la cual se habla de la situación de la Iglesia en esta crisis del Coronavirus.
Espero que haya quedado claro –y pido que aquí me escuchen atentamente– que yo no estoy afirmando que el brote de este virus haya sido maquinado por ciertos poderes. Lo que me parece importante es observar con vigilancia si esta pandemia podría ser utilizada por los poderes de la oscuridad para sus planes. También debemos constatar con sobriedad que muchas personas, gobiernos, instituciones, etc., podrían cooperar en un plan tal, aun sin darse cuenta.
Por eso, me alegro de este escrito de los cardenales y obispos, que han cumplido con su deber de pastores, advirtiéndonos de ciertos peligros reales, y me uno gustosamente a la oración con la cual concluyen el texto:
“Roguemos con fe al Señor para que proteja a la Iglesia y al mundo. La Virgen Santísima, Auxilio de los Cristianos, aplaste la cabeza de la vieja Serpiente y frustre los planes de los hijos de las tinieblas.”
Harpa Dei acompaña musicalmente las meditaciones que a diario ofrece el Hno. Elías, su director espiritual. Éstas se basan normalmente en las lecturas bíblicas de cada día; o bien tratan algún otro tema de espiritualidad.
http://es.elijamission.net