Las personas que se encuentran fuera de la Sta. Iglesia – Meditaciones sobre el Mensaje del Padre (Parte 33)

Ante el creciente acercamiento entre los diversos pueblos, se torna cada vez más importante para la Iglesia la cuestión de cómo tratar con las religiones no cristianas. Últimamente, se ha inclinado más y más por la opción del diálogo interreligioso. En los documentos del Concilio Vaticano II, el cual tuvo un enfoque más pastoral que doctrinal, se resaltaron los elementos positivos de las otras religiones.

Hay críticos que advierten que, con esta valoración positiva en el encuentro con las otras religiones, se tuvo muy poco presentes sus lados sombríos, sus carencias y los errores que contienen, por lo cual se habría adoptado una actitud demasiado optimista frente a ellas. Esto llevó a que fácilmente se perdiera el equilibrio en el juicio sobre las otras religiones, y que el carácter único de la fe católica pasara a segundo plano. En el caso extremo, incluso se llegó a considerar a todas las religiones “en pie de igualdad”, a un mismo nivel; lo cual, por cierto, no corresponde ya a la doctrina católica.

Estas meditaciones diarias no serían el espacio adecuado para discutir amplia y exhaustivamente esta temática. Pero no cabe duda de que sería importante clarificar este asunto, pues ha habido confusión entre los fieles con respecto a qué pensar sobre las otras religiones desde el punto de vista católico.

Ahora veremos si en el Mensaje del Padre encontramos una orientación a este respecto. Dice lo siguiente:

“Vosotros, hijos míos, que estáis fuera de la Iglesia Católica, debéis saber que no estáis excluidos de mi amor paternal. Os dirijo una tierna llamada, porque también vosotros sois hijos míos. Si hasta ahora habéis caído en las trampas que el Diablo os ha tendido, reconoced que os ha engañado. ¡Venid a mí, vuestro Padre, y os recibiré con amor y alegría!

En primera instancia, observemos que el amor de nuestro Padre Celestial se dirige a todos los hombres, y todos están incluidos en Su amor. Todos están llamados a retornar a casa, y el Padre espera a cada uno con alegría.

El texto continúa:

“También vosotros, que no conocéis otra religión que aquella en la cual nacisteis y que no es la religión verdadera, abrid los ojos: Aquí está vuestro Padre, el que os creó y quiere salvaros. Vengo a vosotros para traeros la Verdad y, con ella, la salvación. Veo que ignoráis quién soy y no sabéis que no deseo de vosotros nada más que el que me conozcáis como Padre y Creador, y también como Salvador. Debido a esta ignorancia, no podéis amarme. Por tanto, sabed que no estoy tan lejos de vosotros como creéis.”

Resulta evidente que el Padre traza una clara distinción entre la religión católica y las otras religiones. Estas últimas no son la religión verdadera. Por ello, el Padre quiere traerles la Verdad y la Salvación, que evidentemente aún no conocen, puesto que desconocen a Dios y no pueden, por tanto, amarlo.

Estas claras afirmaciones van de la mano con la amorosa invitación a que abran los ojos y lo reconozcan como Creador y Padre, quien les asegura Su amor.

Si tomamos este texto como orientación –que, por cierto, es totalmente acorde a la doctrina de la Iglesia–, sabremos claramente cómo hemos de encontrarnos con los miembros de otras religiones.

Conscientes de haber recibido de Dios la gracia de pertenecer a la verdadera religión, estamos al servicio de nuestro Padre para llamar a los hombres de regreso a casa. Aquí no debe haber ninguna relativización ni confusión. Ciertamente es importante estar abiertos para reconocer lo que Dios ya ha obrado en las otras religiones (lo cual suele denominarse las “semillas del Verbo”), y también hemos de respetar el fervor religioso de los pertenecientes a otras religiones, que quizá sea incluso ejemplar.

Sin embargo, al mismo tiempo hemos de tener bien en claro lo que aún les falta a estas religiones, identificar los errores que contienen, etc… ¡Por supuesto que esto no necesariamente tiene que tematizarse ya en el primer encuentro con la otra persona! El amor del Padre, que busca a Sus hijos, debe estar en el primer plano y ser el tema primordial. Pero de ningún modo puede contemplarse a las otras religiones como si fuesen caminos paralelos de salvación, a un mismo nivel con el catolicismo, ni tratarlas en ese sentido. Ésta sería una dolorosa negación del encargo misionero de Cristo (cf. Mt 28,19-20), y estaríamos privando de la verdad y de la salvación a las personas que pertenecen a aquellas religiones y que aún están en búsqueda.

Un pequeño aviso antes de terminar:

Como habíamos mencionado en alguna ocasión, una de las peticiones que el Padre Celestial expresa en este Mensaje es que la Iglesia dedique una Fiesta litúrgica específica en Su honor, y Él mismo propone para ello cualquiera de estas dos fechas: o bien el primer domingo del mes de agosto (que, en este caso, sería el 2), o bien el 7 del mismo mes. En ese sentido, si todo funciona como esperamos, subiremos al canal Elijerusalem dos charlas sobre este tema: una para el 2 de agosto y una para el 7. ¡Les enviaremos el enlace una vez que estén en la red!


Harpa Dei acompaña musicalmente las meditaciones que a diario ofrece el Hno. Elías, su director espiritual. Éstas se basan normalmente en las lecturas bíblicas de cada día; o bien tratan algún otro tema de espiritualidad.
http://es.elijamission.net

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