En la meditación de hoy quisiera añadir a la serie de los últimos días un tema actual muy triste, para que los fieles no se dejen confundir por documentos eclesiásticos oficiales que contradicen claramente las Sagradas Escrituras y la doctrina vinculante que la Iglesia ha enseñado a lo largo de los siglos. Me refiero a la declaración “Fiducia Supplicans”, publicada por el Vaticano el 18 de diciembre de 2023.
Consideración preliminar
¿Cómo se trata con aquellas personas que viven en situaciones llamadas “irregulares”; o, por decirlo con mayor claridad, en relaciones que la Iglesia siempre ha calificado de pecaminosas?
Con amor y sabiduría, hay que tratar de ayudarles a ordenar su vida de acuerdo con los mandamientos de Dios, superando, por gracia suya, todo aquello que se interpone a la unión con Él.
Tales esfuerzos corresponden a la verdad de la doctrina y, por tanto, también al verdadero amor. Jesús mismo actuó así cuando, por una parte, no castigó a la mujer adúltera, pero, por el otro lado, le exhortó a no volver a pecar (Jn 8,1-11).
Es importante guiar a los afectados a este camino de conversión, ofreciéndoles toda la ayuda que puedan necesitar: diálogo, oración y paciencia para apoyarlos una y otra vez en este proceso. La razón primordial por la que se debe animar a las personas a abandonar los caminos del pecado es la salvación de sus almas.
Si los afectados no están (todavía) dispuestos a reconocer y ordenar su situación a la luz de Dios, nos queda orar intensamente y, en lo escondido, ofrecer sacrificios por ellos, pidiendo que el Señor los toque de tal manera que sigan la invitación de su amor y pongan su vida en orden ante Él.
La innovación de “Fiducia supplicans”
“Fiducia supplicans”, en cambio, establece una propuesta distinta, que contradice el camino trazado por la Sagrada Escritura y la tradición. Esta declaración permite e incluso sugiere a los sacerdotes bendecir a parejas que viven en tales relaciones pecaminosas. No resuena, pues, el tan necesario llamado a la conversión; sino que se trata de un grave engaño.
A pesar de todas las formulaciones de “Fiducia Supplicans” que pretenden presentar este “nuevo camino pastoral” como si estuviese en armonía con el camino precedente de la Iglesia, hemos de aferrarnos a la verdad contundentemente expresada por el Cardenal Müller, Prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe: un sacerdote católico no puede nunca bendecir una relación pecaminosa, porque la bendición representaría una aprobación de Dios a esta unión. Por tanto, el Cardenal Müller concluye que tal bendición incluso sería una blasfemia (https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=48292).
Entonces, estas bendiciones son contrarias al amor y a la misericordia. Con un signo tal, en lugar de reforzar a las personas en la disposición a la conversión, se las engaña. Esto cuenta tanto para las afectadas como para todas las que ven este signo. A las primeras se las ata a su pecado y a las otras se les hace creer que Dios, en su amorosa misericordia, aprueba tal relación.
¿Cómo puede ser que ahora, de repente, se considere factible lo que hasta ahora siempre había sido impensable en la Iglesia; a saber, la bendición de una relación pecaminosa? Para justificar este cambio y dar la impresión de que todo permanece en el marco de la recta doctrina, la declaración “Fiducia Supplicans” empieza subrayando la singularidad de la alianza matrimonial, que debe distinguirse de cualquier otro tipo de unión.
Pero después se introduce la innovación: una bendición litúrgica no podría impartirse, pero sí una bendición pastoral y espontánea. Con ello, basándose en motivos pastorales, se hace caso omiso de la doctrina objetiva y de la práctica que se deriva de ella. Así, lo que la doctrina de la Iglesia plantea como algo imposible, se vuelve posible al modificar el concepto de la bendición, dándole un significado más amplio y presentándolo como un desarrollo doctrinal.
Resistencia en la Iglesia
Gracias a Dios, esta declaración suscitó bastante resistencia dentro de la Iglesia Católica, especialmente en África. Frente al pronunciamiento unánime de una gran parte del episcopado de dicho continente, el Vaticano aceptó que allí no se lleve a la práctica esta declaración, debido a cuestiones culturales. Sin embargo, las exigencias del documento siguen en pie para la Iglesia Universal.
Uno de los grandes sufrimientos que atraviesa actualmente la Iglesia es el hecho de que, desde las más altas cúpulas de la Iglesia, se impartan directrices equivocadas. Muchos fieles no saben cómo lidiar con tales reflexiones teológicas y, puesto que confían en la jerarquía eclesiástica sin cuestionamientos, se dejan engañar con facilidad. Aunque la confianza y la obediencia a la jerarquía de la Iglesia sean un gran valor, éstas no deben desembocar en una ceguera cuando se trata de evidentes errores. Éstos no proceden de Dios y, por tanto, no se los puede aceptar ni acatar.
Así, nuestro itinerario cuaresmal nos aconseja aferrarnos a la recta dotrina y a la moral de la Iglesia, que está en conformidad con la enseñanza de la Sagrada Escritura, para que no nos desviemos del camino recto.
____________________________________
Meditación sobre la lectura del día: http://es.elijamission.net/la-historia-de-susana-2/
Meditación sobre el evangelio del día: http://es.elijamission.net/el-que-este-sin-pecado-que-tire-la-primera-piedra/