Palabras del Padre tomadas del Mensaje a la Madre Eugenia Ravasio:
“¡Cuánto me complazco en las almas que viven en la justicia y en la gracia santificante; cuán feliz me hace morar en ellas! Yo me dono a ellas. Les transmito el uso de mi poder, y en mi amor encuentran un anticipo del Paraíso; en mí, su Padre y Redentor.”
Aquí se nos describe la verdadera morada que los hombres pueden ofrecerle al Padre: Es su alma, cuando se encuentra en estado de gracia santificante.
Así, también debemos notar la gran diferencia entre aquellas personas que intentan guardar los mandamientos de Dios y responder a Su invitación de amor, y aquellas otras que no viven conforme a Su Ley. No cabe duda de que Dios ama a todos los hombres, y busca particularmente a aquellos que viven en la oscuridad o en la ignorancia. ¡Su amor de Padre no descansa hasta haberlos hallado! Pero, mientras no vivan en gracia santificante, aún no puede morar en ellas y establecer allí su tienda.
Lamentablemente, hoy en la Iglesia se pretende a veces que esta diferencia no existe. Esto puede debilitar enormemente nuestra lucha por la santidad, y así también se le priva al Señor del consuelo y la felicidad que para Él significa el poder morar en nuestras almas.
¡Por supuesto que uno no debe sentirse superior y mejor que los demás por el hecho de haber emprendido el camino de seguimiento de Cristo en verdadera piedad! El que no se engaña a sí mismo, sabe bien cuán débil es y cuánta necesidad tiene del Señor para mantenerse en pie. ¡Pero no dejemos que la dignidad de un camino tal sea arrebatada por comentarios imprudentes y poco iluminados, vengan de quien vengan!
Para nuestro Padre es una alegría morar en un alma. ¡Esto es decisivo, y ha de ser motivación suficiente para que hagamos todo lo que podamos para brindarle una morada limpia en nuestro corazón! Para ello, también nos ha enviado al Espíritu Santo. Toda buena ama de casa limpiará su hogar con particular cuidado cuando espera un invitado especial y querido. ¡Cuánto más hemos de hacerlo si el divino huésped al que esperamos es el Padre mismo, a quien le debemos la vida, la Redención y la dicha eterna!
Pero no es sólo eso, aunque sería ya más que suficiente… El Padre nos asegura además que, viviendo en estado de gracia, somos capaces de actuar en Su poder. En otras palabras, el Espíritu Santo –quien es nuestro mejor amigo– nos mueve a limpiar nuestra casa, a dejarla impregnar por Su luz y luego actuar unidos a Él, bajo Su guía e iluminación.
¡Es así como ejercemos el poder de Dios! Y cuando vivimos en el amor de Dios, de algún modo nos encontramos ya en el Paraíso, porque surge una relación íntima y confiada con nuestro Padre. El miedo se disipa; desaparece aquella imagen de Dios a menudo distorsionada o muy incompleta, para dar lugar a la verdadera imagen de Dios, que con tanta insistencia el Padre nos transmite en este valioso Mensaje. ¡Este Paraíso es Él mismo! Así, el alma que vive en gracia santificante, es un deleite para nuestro Padre; mientras que la presencia de Dios en el alma es para ella el anticipo del Paraíso.
Un aviso final:
¡El retiro anunciado tendrá lugar, si Dios quiere! Se han inscrito muchas personas… Solamente nos queda por arreglar la cuestión técnica, para comunicarles los tiempos exactos de las conferencias y todo el programa…
¡Les pedimos oración para que este retiro sea fructífero! Es la primera vez que lo haremos en línea. De antemano les pedimos disculpas por posibles fallas técnicas. No somos profesionales y aún tenemos que aprender esta forma de transmisión.
Harpa Dei acompaña musicalmente las meditaciones que a diario ofrece el Hno. Elías, su director espiritual. Éstas se basan normalmente en las lecturas bíblicas de cada día; o bien tratan algún otro tema de espiritualidad.
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