Con el Niño de Belén se inaugura un nuevo tiempo: la hora de la gracia.
Todos están llamados, todos son invitados a acogerla.
Dios nos lo pone fácil para acudir a Él.
La ternura del Niño proclama: «¡No tengáis miedo! ¡Estoy aquí!».
Entonces, ¿por qué habría de seguir temiendo?
El Padre Celestial envía a su Hijo y nos dice:
«Vengo tan cerca de vosotros…».
«No tengáis miedo;
os ha nacido el Salvador» (cf. Lc 2,10-11).
«Aunque todos os olvidaran, yo no os olvidaré» (cf. Is 49,15).
«¿Cómo voy a entregarte, Efraín?,
¿cómo dejarte a tu suerte, Israel?» (Os 11,8).
Entonces, ¿por qué habría de seguir temiendo?
«La luz brilla en las tinieblas» (Jn 1,5).
«¿Dónde está, oh muerte, tu victoria?
¿Dónde está, infierno, tu aguijón?» (1Cor 15,55).
Escapaste de Herodes,
fuiste llevado a Egipto (cf. Mt 2,13-15),
anunciaste el Evangelio (cf. Mc 1,14-15)…
¿Por qué habría de seguir temiendo?
Has vuelto la espalda a todos mis pecados (cf. Is 38,17).
Me abriste las puertas de la eternidad.
Nos has revelado a nuestro Amado Padre.
Nos diste a la Virgen María como Madre (cf. Jn 19,27).
¿Por qué habría de seguir temiendo?
Derrotaste a Satanás (cf. 1Jn 3,8);
quebrantaste el poder de la oscuridad;
levantaste a los humildes y humillaste a los soberbios (cf. Lc 1,52).
¿Por qué habría de seguir temiendo?
Junto con el Padre, nos enviaste al Espíritu Santo, el Consolador (cf. Jn 15,26).
Levantaste a los muertos (cf. Mc 5,35-42);
sanaste a los leprosos (cf. Mt 8,2-3);
y en la cruz ofreciste tu amor y perdón a todos los hombres.
¿Por qué habría de seguir temiendo?
¡Señor, ayuda a nuestra poca fe (cf. Mc 9,24)!
¡Señor, haznos semejantes a Ti!
¡Señor, sálvanos de nosotros mismos y concédenos una confianza sin límites!
Entonces, Señor, ya no temeremos más…
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Meditación sobre la antífona O del 23 de diciembre: https://es.elijamission.net/o-emmanuel/

