Palabras del Padre tomadas del Mensaje a la Madre Eugenia Ravasio:
“La mayor parte de los hombres conoce todos estos hechos, pero ignora lo esencial: es decir, ¡que fue el amor el que movió a todo esto!
Sí, es el amor, y es esto lo que quiero haceros notar. Ahora este amor está olvidado. Quiero recordároslo para que aprendáis a conocerme así como soy. No debéis estar atemorizados como esclavos, ante un Padre que os ama hasta el extremo.
Mirad, en esta historia hemos llegado apenas al primer día del primer siglo, y quisiera conducirla hasta nuestros días: hasta el siglo XX.
¡Oh, cómo los hombres han olvidado mi amor de Padre! ¡Y sin embargo os amo muy tiernamente! En mi Hijo, es decir en la Persona de mi Hijo hecho hombre, ¿qué no hice aún? La divinidad se veló en la humanidad: se hizo pequeña, pobre y humillada. Con mi Hijo Jesús, llevé una vida de sacrificio y de trabajo. Acogí sus oraciones, para que el hombre encontrase un camino trazado que le permitiera andar siempre en la justicia, con la meta de llegar con seguridad hasta mí.
¡Ciertamente puedo comprender la debilidad de mis hijos! Por eso le pedí a mi Hijo que les concediese los medios para levantarse después de las caídas. Estos medios les ayudarán a purificarse de los pecados, para que vuelvan a ser hijos de mi amor. Estos medios son principalmente los siete sacramentos, y otro muy importante y significativo es el Crucifijo, que os salvará a pesar de vuestras caídas en el pecado. Es la Sangre de mi Hijo, que en cada instante se derrama sobre vosotros, siempre y cuando la aceptéis, tanto a través del sacramento de la penitencia, como en el Santo Sacrificio de la Misa.”
Nuestro Padre nos señala con insistencia lo esencial, tal como habíamos reflexionado también en las últimas meditaciones. ¡Es el amor! Ésta es su más profunda esencia, como lo afirma la Sagrada Escritura: “Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.” (1Jn 4,16)
Con esto, sabemos también cuál es la meta de nuestra vida espiritual: el crecimiento en el amor de Dios. Expresémoslo concretamente en los términos de nuestra fe… Se trata de que el Espíritu Santo –quien es el amor entre el Padre y el Hijo– nos modele según la imagen del Señor. Él transformará todo en nosotros, de tal manera que el amor de Dios no sólo sea visible para nosotros desde afuera, sino que configure nuestro ser para que nosotros mismos amemos como Dios ama. Recordemos las palabras de Jesús: “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre Celestial” (Mt 5,48). ¡Se refiere a la perfección del amor!
Pero antes de que esta transformación pueda suceder, el Padre pone ante nuestros ojos Sus obras de amor. Debemos entenderlas correctamente, porque todas y cada una son expresión del infinito e insondable amor del Señor. Él quiere que reconozcamos esto, porque desde la primera tentación en el Paraíso el Diablo ha trabajado para impedirnos reconocer a Dios como Él es en verdad, e intenta borrar o al menos distorsionar Su imagen en nosotros. A esto vienen a añadirse nuestros apegos desordenados a lo pasajero, que tan fácilmente nos hacen olvidar al Señor.
Así, el Padre nos presenta Sus obras: la vida de Su Hijo –y del Padre en el Hijo– en medio de nosotros, así como también los medios que Él ha escogido para que, a pesar de nuestra debilidad, podamos una y otra vez levantarnos. En este contexto, el Señor destaca particularmente la Cruz y los sacramentos.
El tema de los sacramentos me lleva a decir algunas palabras referentes a la pandemia, porque una de sus consecuencias es precisamente el hecho de que muchos fieles ya no tengan acceso a los sacramentos. ¡Un escenario apocalíptico!
Ahora, unas pocas palabras para todos quienes nos escuchan:
Harpa Dei ha producido un pequeño, pero muy significativo video, entonando un himno a la Virgen María, compuesto entre los siglos XIII y XV. En tiempos de la peste, los fieles solían presentarle al Señor este canto, junto con ciertas letanías.
Ahora, hemos adoptado este canto sacro para la actual pandemia, y está ya subido en nuestro canal de YouTube. Además, he orado con fe firme para que todo el que oiga este canto con corazón abierto quede preservado de la pandemia, mientras que aquellos que ya estén contagiados, puedan iniciar un proceso de curación. Por ello, pedimos que esta oración cantada sea difundida cuanto antes en todas partes. ¡El Señor sabrá recompensarlo!
Harpa Dei acompaña musicalmente las meditaciones que a diario ofrece el Hno. Elías, su director espiritual. Éstas se basan normalmente en las lecturas bíblicas de cada día; o bien tratan algún otro tema de espiritualidad.
http://es.elijamission.net