La glorificación del Padre

Jn 17,1-8

Jesús, después de pronunciar estas palabras, elevó sus ojos al cielo y dijo: -Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique; ya que le diste potestad sobre toda carne, que él dé vida eterna a todos los que Tú le has dado.

Ésta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Tú has enviado. Yo te he glorificado en la tierra: he terminado la obra que Tú me has encomendado que hiciera. Ahora, Padre, glorifícame Tú a tu lado con la gloria que tuve junto a Ti antes de que el mundo existiera. He manifestado tu nombre a los que me diste del mundo. Tuyos eran, tú me los confiaste y ellos han guardado tu palabra. Ahora han conocido que todo lo que me has dado proviene de Ti, porque las palabras que me diste se las he dado, y ellos las han recibido y han conocido verdaderamente que yo salí de Ti, y han creído que Tú me enviaste.

Siendo hoy el día 7 del mes, he escogido este evangelio como base de la meditación diaria, a pesar de no ser éste el evangelio de hoy. El día 7 de cada mes se lo dedicamos de manera especial a Dios Padre y celebramos siempre una pequeña fiesta en su honor junto con nuestra comunidad y la “Familia de Abbá”. El 7 de agosto, en cambio, será su gran Fiesta. El trasfondo de esta celebración es el siguiente:

En el año 1932, Dios Padre se apareció a una religiosa, Sor Eugenia Ravasio, y le dictó un mensaje que fue reconocido por el obispo local de Grenoble en aquel entonces, Monseñor Alexandre Caillot. Este mensaje ha llegado a ser muy querido para nosotros y ha profundizado enormemente nuestra relación con Dios Padre. Uno de los deseos que Él expresa en este mensaje es que la Iglesia establezca una Fiesta Litúrgica en su honor, celebrándolo como “Padre de toda la humanidad” el día 7 de agosto o el primer domingo de dicho mes. Hasta el día de hoy, esto no ha sucedido, pero nosotros –al igual que otros fieles católicos– hemos hecho nuestra esta fiesta y la conmemoramos también el día 7 de cada mes. Es por eso que lo menciono en la meditación de hoy.

En el siguiente enlace, podéis encontrar el texto completo del Mensaje de Dios Padre a la Madre Eugenia Ravasio: https://www.amadopadrecelestial.org/mensaje

De las palabras que Jesús pronuncia en el evangelio que hoy escuchamos, se deriva una devoción especial a Dios nuestro Padre. Todo lo que Jesús dijo e hizo procede del Padre Celestial, y el Señor quiere que lo conozcamos y lo amemos. El Padre es el gran amor de Jesús, y en la medida en que aprendamos a conocerlo, comprenderemos éstas sus palabras:

“Ésta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Tú has enviado.”

En el mencionado Mensaje a la Madre Eugenia, casi cada página nos deja en claro cuán importante es que conozcamos, honremos y amemos al Padre Celestial. Lo esencial es reconocerle como nuestro amoroso Padre, que se preocupa por nosotros.

Éste es el gran tema al que se dedica este librito, permitiéndonos echar una mirada profunda en el Corazón de nuestro Padre. Nos hace ver que Dios está siempre en busca de sus hijos, los hombres, para hacerles comprender su amor. El hombre debe volverse receptivo a este amor, vivir en él y encontrar en él su verdadera seguridad y su hogar.

El conocimiento del Padre y del Hijo, en el que consiste la vida eterna, se da sobre todo a través del amor. En efecto, el amor fue la motivación de Dios al crearnos, al redimirnos y al querer vivir en comunión eterna con nosotros. El amor es el vínculo entre las tres Personas de la Santísima Trinidad, y nosotros mismos estamos llamados a entrar en este amor intratrinitario. Así dice el Señor en su Oración Sacerdotal al Padre: “Les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer, para que el amor con que Tú me amaste esté en ellos y yo en ellos” (Jn 17,26).

Nuestro Padre Celestial es la meta y Jesús es el camino que nos conduce a Él: “Han conocido verdaderamente que yo salí de Ti, y han creído que Tú me enviaste.”

El Mensaje del Padre a la Madre Eugenia, que recomiendo vivamente, me ha inspirado para escribir cada día, además de las meditaciones diarias, una pequeña meditación que llamamos los “3 minutos para Abbá”. Éstas tienen un carácter más meditativo que instructivo y pretenden ayudar a conocer más profundamente al Padre Celestial. Si estas meditaciones sirven para acrecentar nuestro amor a Dios y volvernos más receptivos para acoger el suyo, entonces habrían producido un maravilloso fruto. Podéis encontrarlas en los siguientes enlaces:

Página web: https://www.amadopadrecelestial.org/3-minutos-para-abba

Facebook: https://www.facebook.com/AmadoPadreCelestial

Telegram: https://t.me/tresminutosparaabba

Y si alguno de vosotros quisiera unirse a la “Familia de Abbá”, cuyos miembros desean conocer, honrar y amar de forma especial a Dios Padre, puede inscribirse en el siguiente enlace: https://www.amadopadrecelestial.org/contacto

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