La Segunda Venida del Señor (Parte VI)

La apostasía y el Anticristo

El anuncio del Evangelio, teniendo particularmente presente la conversión (o iluminación) de los judíos, es una importante contribución para preparar con amor el Retorno del Señor. Esto exige que pongamos todo de nuestra parte, porque una evangelización fecunda implica que vivamos coherentemente con ella. ¿A quién le gustaría encontrarse un día ante el Señor y que Él le diga que ciertamente transmitió buenas palabras, pero que a éstas les faltaba la fuerza interior, porque era demasiado grande la discrepancia entre la palabra y el testimonio de vida?

En las primeras meditaciones de esta semana, habíamos hablado de que nuestras lámparas deberían estar encendidas como las de las vírgenes prudentes (cf. Mt 25,1-13), lo cual sucede a través de las buenas obras y al poner nuestros talentos al servicio del Reino de Dios (cf. Mt 25,14-30).

En la meditación del Domingo pasado, hice referencia a ciertas señales muy serias que anuncian que se acerca el Retorno del Señor. Una de ellas es la decadencia de la fe: la apostasía.

Este concepto no solamente se refiere a errores; sino a un alejamiento de la fe y de las verdades de fe. Particularmente en aquellos países que hace mucho tiempo habían recibido el anuncio del Evangelio, puede percibirse un tal alejamiento de la fe. La apostasía está difundiéndose incluso en la Iglesia, y esto es particularmente trágico, porque ¿quién dará orientación a las personas en el mundo, si no lo hacen los pastores designados por Dios y los discípulos del Señor, a través de un anuncio lleno de autoridad?

Si se presenta una tal decadencia de la fe en escala masiva, como sucede en la actualidad, ésta prepara el camino para el Anticristo. El Anticristo, un instrumento de Satanás, erigirá por un tiempo su dominio antes del Retorno de Jesús, y engañará a las personas en lo referente a sus verdaderas intenciones.

Si nuestro corazón no está atado a Dios ni permanece firmemente anclado a la verdadera fe, fácilmente caerá en el engaño. Entonces, no sabrá distinguir la voz del verdadero Pastor de la de los lobos (cf. Jn 10,27), porque, como relata un famoso cuento alemán, el lobo ha comido tiza para fingir su voz.  

Vigilancia ante las posibles pretensiones anticristianas

Aunque nadie conoce la hora precisa del Retorno del Señor (cf. Mt 24,36), sí se identifican señales que nos exhortan a estar sumamente vigilantes. Evidentemente la apostasía es una de ellas.

Como ya mencioné en la conferencia del último domingo en YouTube (https://www.youtube.com/watch?v=F0qypGkOdk4), debemos percibir el ambiente crecientemente anticristiano en el que vivimos, y no cerrar  nuestros ojos. Este ambiente prepara la venida del Anticristo, quien intentará pervertir el Reinado de Cristo. En vista de las pretensiones actuales –mencionadas una y otra vez desde diversos lados– de formar una especie de gobierno mundial, hemos de observar atentamente si tales intentos podrían servir para preparar el camino a un sistema de gobierno del que, en un momento dado, podría aprovecharse el Anticristo para ejercer su dominio.

Más concretamente aún, debemos estar vigilantes, por ejemplo, ante las medidas estatales tomadas frente al Covid-19, cuando, bajo la premisa de proteger a la población de la propagación de una pandemia, se restringen libertades elementales. Esto está sucediendo en casi todas partes de la misma forma, como si la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud) fuese ahora una autoridad que puede establecer en gran parte las medidas, y los gobiernos le siguen casi al unísono.

El tema del Covid y la reacción ante este virus es un tema sobre el cual debemos reflexionar, porque no podemos simplemente aceptar sin previa examinación todo lo que decretan los gobiernos y las instituciones, que, en parte, promueven también una política anticristiana. ¡No puede haber aquí un sometimiento servil de parte de nosotros, los católicos! Esto implica también a las cabezas de la Iglesia, que de ningún modo han de convertirse en “brazos ejecutores” de la política. Antes bien, han de evaluar la situación actual a la luz de Dios, y dar una clara orientación a los fieles en el sentido del discernimiento de los espíritus. Una cooperación con el Estado y con instituciones mundiales será correcta sólo si así no se cae en una especie de complicidad, apoyando cosas que no corresponden a la fe. Ni siquiera se debe dar la impresión de una tal cooperación, para no inquietar a los fieles ni dar un apoyo moral indirecto al Estado en lo referente a medidas que son –al menos– cuestionables, y, en el peor de los casos, peligrosas.

Ante todo peligro, volvamos nuestros ojos al Señor.

Aunque estando bien conscientes de los peligros, no tenemos que asustarnos. Por otra parte, tampoco se los debe relativizar ni pasárselos por alto. Quizá el Anticristo se presente incluso como un gran “humanista”, y aparentemente haga cosas que todos pueden considerar positivas. ¡Pero la realidad escondida es otra! Estas cosas no las hará para glorificar a Dios ni para servir a los hombres; sino para atarlos.

Quedémonos con lo siguiente: El Retorno del Señor es motivo de gran gozo y esperanza. Salir a Su encuentro como una Esposa llena de amor es lo que le corresponde a la Iglesia. ¡Que el clamor “Ven, Señor Jesús, Maranathá” nos despierte a todos, para que no nos perdamos de Su Retorno y para que, cuando vuelva, nos encuentre velando y sirviendo en Su Reino! ¡Qué alegría y consuelo sería eso para Él!


Harpa Dei acompaña musicalmente las meditaciones que a diario ofrece el Hno. Elías, su director espiritual. Éstas se basan normalmente en las lecturas bíblicas de cada día; o bien tratan algún otro tema de espiritualidad.
http://es.elijamission.net

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